Cuando cae un Soldado, abatido por una bala veloz y cruel, se cae algo más que un cuerpo valeroso, cae polvo de estrella que quiso brillar junto a los otros soles de un amanecer que tiene que llegar.
Cuando cae un soldado se oye crujir de la tierra que lo clama para que se abone en su morada a los arboles que darán mejor fruto en el futuro.
Cuando cae un soldado no se cae ni su casa, ni su corazón de lucha se trenza con los otros caídos para hilar esperanzas en los días por venir.
Cuando cae un soldado se sabe que no cayo, se sabe que allí donde broto su sangre, surgió desde siempre la aurora de la vida.
Cuando un soldado se sabe que no cayo, se sabe que solamente cayo su coraje a los otros que vienen andando la senda de la patria.
Cuando cae un soldado se sabe que se levantan mil atrás de su huella, porque amar y servir a Guatemala y caer por ella, es vivir en ella para siempre, para que sonrían sus hijos mañana y se escuche por fin el son de la paz de día y de noche…
Cuando cae un Soldado, Dios sabe que no cayo, Dios sabe que se levanta de su cuerpo inerte, alumbrar a los que detrás de él vienen arando el campo de la paz, labrando la vida futura, sonriendo de satisfacción y cosechando la paz; porque toda la sangre derramada por la patria que vuelve milpa, se vuelve agua clara, se vuelve quetzal que vuela libre, se vuelve tun y chirimillas alegres.
Tu sangre Soldado amigo, es la huella que nos dejas y la pista que seguimos hasta donde brilla en el cielo.
Soldado que nos has precedido hacia el infinito
tu sacrificio no ha sido en vano
pues tu sangre generosa y derramada
nos señala el camino hacia la victoria
y tu ejemplo de patriotismo y valentia
es nuestra consigna.
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